jueves, 20 de mayo de 2010

Relatos cortos sobre la batalla de La Albuera


UNA MAÑANA DE BATALLA

Daniel Luis Albano (1º E.P.)

Érase una vez un niño valiente, que cuando oyó que había una batalla, se unió a los soldados.
Al ver que era tan pequeño y oía los cañones y los caballos, corriendo se escondió debajo del puente. Veía cómo los soldados heridos luchaban y el pueblo quedaba destrozado por los cañones.

A lo lejos vio un caballo que estaba solo, lo cogió y huyó al pueblo más cercano.

Al volver encontró muchos heridos y, como era tan bueno, se unió a las mujeres y ayudó a los soldados heridos que habían sobrevivido. Los curó en la enfermería del pueblo.


LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
José Pérez (2º E.P.)

Había un niño que estaba jugando con su perro. De repente,¡pan, pan, pan!, un grupo de soldados . La madre se desmayó y el hijo lloró. Su padre con un burro fue a rescatarlo.

-¡Papá, gracias!

Los cañones estaban todo el día ¡tracatán!. Algunos soldados murieron y un grupo ganó.

-¿Qué no te lo crees?, pues no es un cuento, se llama la batalla de La Albuera, en la guerra de la Independencia.



LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
Cristina Chinarro Franco (3º E.P.)

Érase una vez un pueblo pobre y hambriento donde vivía Jesús, un niño dulce, amable y muy, muy bueno. Vivía con su madre Ana. No tenía padre, lo perdió en la Batalla de La Albuera, os lo voy a contar.

Era una mañana soleada y el padre de Jesús hacía su rutina diaria, ir al campo y trabajar los cultivos. De pronto vio a muchos soldados con cañones y Pedro, que así se llamaba, se temió lo peor. Fue a avisar a todo el pueblo y se pusieron rápidamente en alerta.

Aquel día del 15 de mayo de 1811 todos estaban en alerta y angustiados por lo que podía pasar en La Albuera. Esa noche nadie pudo dormir. Todos los hombres tenían que luchar antes del amanecer. Un día entero de sufrir miedo y dolor, aquel 16 de mayo, las mujeres y los defendieron su pueblo. Pronto llegaron los ejércitos del rey e intentaron hacer todo lo posible.

Ahí veía Jesús a sus padres intentando hacer luchar. Aquella noche sangrienta y oscura, sólo se veía las casas destrozadas y gente muerta. Sólo sobrevivieron siete personas, entre ellas Jesús y su madre. Dos personas tristes y amargadas, después de una terrible batalla, aquella Batalla de La Albuera.



EL TAMBORILERO
Javier Hernández (3º E.P.)

Había una vez una batalla que se hizo el 16 de mayo del MDCCCXI. Napoleón mandó a su hermano José para dominar Europa porque Napoleón quería ser el dueño de Europa. Así que José fue con sus tropas francesas con ayuda de los jinetes polacos y combatieron contra los españoles, ingleses y portugueses.

En todos los ejércitos tocaban dos niños tamborileros. Un día un niño llamado Enrique conoció a todos los niños tamborileros y la batalla quedó en completa paz en todo el mundo para siempre, después de muchos años de estúpida lucha porque los tamborileros se hicieron amigos. Paz en el mundo.


LA HISTORIA DE UN PUEBLO
Lucía Macho Chinarro (4º E.P.)
Luis Márquez García (4º E.P.)

Era el año 1811 en La Albuera, un pueblecito tranquilo de pocos habitantes. Los habitantes vivíamos tranquilos. Los hombres se dedicaban a las labores del campo, las mujeres a las labores de su casa y cuidar a sus hijos y los niños jugábamos en la calle a la cuerda, a la rueda, a la soga. Hasta ahí fue todo tranquilo. Era el día 15 de mayo y estábamos de romería, lo estábamos pasando muy bien.

Cuando estábamos disfrutando del día, llegó el corregidor de La Albuera a dar una mala noticia, a los habitantes y era que iba a estallar una guerra. Toda la gente se puso muy nerviosa y muy triste. Los hombres del pueblo se tenían que ir a luchar a la batalla.

La batalla fue muy sangrienta. Lucharon españoles, portugueses, ingleses y franceses. El pueblo quedó totalmente destruido. Sólo quedaron algunos habitantes. No hubo ni vencedores ni vencidos.

La paz y la tranquilidad de nuestro pueblo se destruyó aquel día.



LA BATALLA DE LA ALBUERA
Alejandro Muñoz Hernández (5º E.P.)

Érase una vez en un pueblo muy tranquilo en el que la gente se comportaban bien y los niños jugaban en las calles llenas de paz.

Pues un día normal y corriente venían por el camino, franceses y polacos y por el otro, ingleses, portugueses y españoles. ¡En un segundo! ¡Pum. Pum. pum, POM, POM! Tiros y cañonazos, el pobre Javier tan sólo con cinco años escapó de su casa.

Su madre Blanca no lo encontraba, su padre Pablo murió en la guerra cuatro días después, Javier pasó por allí y se lo llevó a su casa, su madre Blanca lo curó, pero estuvo un mes dormido. Pasaron los días y los días, y Blanca y Javier estaban desesperados, pero el día menos pensado, Pablo abrió los ojos.

Dijo Javier: ¡Papá, papi te has recuperado! La familia se fue al campo, entraron en un establo y se refugiaron los tres juntos entre la paja y las ovejas. Tuvieron que matar a algunas ovejas para alimentarse.

Meses después fueron al pueblo, y su casa estaba derrumbada. “¡Oh, no, mi casa!: dijo el pobre Javier.

Fueron a coger a la ciudad cemento y piedra y se hicieron una casa. ¡Qué bien se ha ido la batalla! Entró la paz en el pueblo, todo volvía a ser como antes, la gente amable, y los niños buenos. Ya pasó aquel día el 16 de mayo de 1811.



LA BATALLA DE LA ALBUERA
Eva Valle Díaz (6º E.P.)

Rocío era una niña pobre que vivía en una pequeña casita con su hermana pequeña. El día 16 de mayo de 1811, los valientes soldados salieron a un campo de batalla para luchar contra los franceses. Cuando Rocío salió con su hermana Lisa a dar un paseo por el campo vio a todos luchando, ella empezó a correr, porque le daba mucho miedo. Su abuela Luisa venía a ver a sus dos pequeñas nietas a cada dos años. Por la tarde, decidieron comerse un buen plato de sopa, hasta que pegaron a la puerta, su abuela Luisa abrió la puerta, al abrirla comprobó que eran unos paisanos que venían muy asustados.

La abuela Luisa preguntó: “¿Qué pasa, qué pasa? ¿Por qué venís tan alterados?”

Y los paisanos respondieron: “¡Vienen los franceses, vienen los franceses!”

La abuela de Rocío preguntó muy alterada: “¿Qué franceses?” Y los paisanos insistieron: “¡Los soldados de Napoleón que quieren apoderarse de España!”

La abuela de Rocío, muy preocupada, se adentró en la casa y cogiendo a sus dos nietas le dijo: “Venid conmigo, cerrad la puerta y no salgáis, porque fuera hay unos hombres muy malos que quieren hacernos daño, saldré yo solamente.”

Y entonces, la abuela de Rocío cogiendo una pala de madera que se usaba para limpiar el trigo, montó guardia en la puerta y animó a los demás vecinos a que hicieran lo mismo. Uno de los vecinos nos dijo: “¿Adónde vamos?” Y otro respondió: “Vamos hacia el camino de Badajoz.”

Todos salieron armados con lo que tenían, que no era gran cosa, trataban de defender su pueblo. Entonces, junto con soldados españoles y países aliados como por ejemplo Portugal, se enfrentaron en una gran batalla con el general Castaño al frente, que hoy se recuerda como la batalla de La Albuera.

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